¿Cómo se manifiestan en la obra teatral de Cunillé la relación entre ideología y subjetividad, y la tensión entre sujeción y subversión? – Laura Moliner

La obra Après moi, le déluge de la dramaturga Lluïsa Cunillé comenta varios aspectos de los estudiados en este módulo, concretamente aquellos relacionados con la ideología de los individuos, la subjetividad y la tensión entre la sujeción y la subversión dentro de la sociedad.
Tal como se ha leído, la obra trata una conversación entre un empresario del Primer Mundo y su intérprete con una persona del Tercer Mundo, de clase pobre y que vive en el Congo, en plena área del coltán, un mineral de los denominados como raros y estratégicos para el nuestro día a día, pues muchos de los dispositivos móviles o inteligente que usamos no existirían de no ser por él. Además, a lo largo de la obra, se cita el mineral y la relación entre el empresario y el hombre congoleño gira alrededor del mismo.
Los dos personajes que representan al Primer Mundo en la obra se encuentran despersonalizados, pues al empresario solo le interesa hacer negocios sobre el coltán y a la intérprete, el sol y la calidez de la ciudad de Kinshasa. Estos, además, no tienen nombre alguno, lo cual es un claro ejemplo de la falta de subjetividad individual, tal y como la expresa Jameson: unos personajes que se han construido sobre la sujeción a la ideología dominante y que repiten el mismo fenómeno: la muerte del sujeto dentro de la sociedad.
En relación con el personaje que representa al Tercer Mundo, el padre congoleño, pobre y que lo único que tiene de valor es su hijo, también se somete a una ideología que asegura la continuidad del sistema y la reproducción de las relaciones de trabajo, tal como se deslinda de la teoría de Althusser (Althusser 1974, 10). Esta la presiona, según Butler (Butler 2010, 13), hacia a la subordinación a la ideología dominante, siendo un claro ejemplo la propuesta que este personaje le hace al hombre de negocios del Primer Mundo, la venta de su hijo como mano de obra en las minas de coltán.
Cabe destacar que su hijo no tiene diálogo alguno en la obra y la cual cosa es significativa, pues es la intérprete quien habla en nombre suyo. Por este motivo, se puede observar cómo la cultura tribal africana, durante la época imperialista de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, fue desapareciendo y fue sustituida por la cultura occidental, lo cual explica la idea de Oriente como una construcción occidental y la visión eurocéntrica de la intérprete, esto es, que sirve para que tal y como expresa Said “Europa se defina en contraposición a su imagen, su idea, su personalidad y su experiencia” (Said 1996, 20). Además, se muestra cómo el habla del sujeto subalterno, es decir, cualquier sujeto del Tercer Mundo, como el padre, su mujer o su hijo, lo define como un sujeto que no ocupa ninguna posición discursiva desde la que poder hablar o responder, como expresa Spivak (Spivak 2003, 2).
En este caso, el sujeto subalterno puede hablar y responder, pero está sometido a la percepción occidental del discurso sobre el Tercer Mundo y a la diferencia de clase y estrato social. Cabe cuestionar, aquí, el objetivo de la ideología, la de someter al sujeto, ya que el padre intenta la subversión desafiando al hombre de negocios, el hombre poderoso del Primer Mundo que domina mediante la imposición de su ideología, la cual cosa muestra la evidencia entre subversión y sujeción y la aceptación de un destino que es inevitable e inamovible, tal como se muestra en el siguiente fragmento de la obra:
INTÉRPRETE- Le he ofrecido a mi hijo.
HOMBRE- Pero ya ve que no basta.
INTÉRPRETE – Debería bastar.
HOMBRE- Tiene razón, pero así son las cosas.
(Cunillé 2008, 498).
De este modo, los personajes describen un status quo dentro del orden mundial, un entendimiento como algo inevitable y como un destino que se debe aceptar, como en el pasaje donde el padre muestra pena y dolor por la muerte de su hijo, por la pérdida de su posesión más preciada, y que este no ha podido vivir todo aquello que ha ido describiendo a lo largo de sus intervenciones (Cunillé 2008, 496). Este fragmento puede explicarse de la siguiente forma: el padre siente un peso sobre sus hombros, la responsabilidad de ser el amo del destino de su hijo, pero revela que el destino es algo ficticio, simbólico y carente de historia de la sujeción, pues, como escribió el propio Althusser, “la ideología interpela al individuo como sujeto”. Esta afirmación significa que la ideología es algo previo al individuo y que lo convierte en sujeto, es decir, la ideología ya existe antes de nacer el individuo y, cuando nace, la adquiere por el simple hecho de haber nacido en una determinada sociedad, transformándose así en un sujeto propio.
También, es necesario resaltar que, tanto al inicio de la obra, cuando se comentan los motivos del viaje, como al final de la misma, una vez el padre de familia ya se ha marchado y los representantes del Primer Mundo charlan animosamente, se representa la indiferencia que la sociedad del Primer Mundo tiene sobre los problemas y malestares del Tercer Mundo, como las condiciones laborales y económicas precarias y la subordinación a los intereses del Primer Mundo que no les permiten avanzar como Estados independientes.
En conclusión, Lluïsa Cunillé representa en esta obra cómo la evolución del individuo en la sociedad y su subjetividad están condicionadas por la ideología. La obra narra, dentro del contexto neocolonial de la segunda mitad del siglo XX, cómo el hombre blanco del Primer Mundo siente indiferencia por las penurias y dificultades sociales y económicas del hombre del Tercer Mundo y cómo esta dialéctica se contrapone en cada una de las elecciones que se toman en la obra, representado así la tensión entre sujeción y subversión y la visión eurocéntrica del Tercer Mundo y Oriente, como un bloque de Estados con unas condiciones económicas y sociales totalmente diferentes a Europa y que están sometidos a los designios de las empresas y hombres poderosos del Primer Mundo.
Bibliografía:
Althusser, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Buenos Aires: Letra e, 1974.
Butler, Judith. “Introducción”. En: Mecanismos psíquicos de poder, 11-41. Valencia: Cátedra, 2010.
Carbonell, Neus. Cultura y subjetividad. Recurso de aprendizaje textual, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC), 2020
Cunillé, Lluïsa. (2008). “Après moi, le déluge”. En: Deu peces, 452-507. Barcelona: Edicions 62, 2008.
Prieto, Ana. “El horror invisible y el horror en escena. La pulsión rapsódica en Après moi, le déluge de Lluïsa Cunillé y en Y como no se pudrió …: Blancanieves, de Angélica Liddell.” Revista Signa, 22, (2013): 595-619. https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc253d8
Said, Edward. “I. Territorios superpuestos, historias entrecruzadas”. En: Cultura e imperialismo, 35-73. Barcelona: Anagrama, 1996.
Spivak, Gayatri Chakravorty. “¿Puede hablar el subalterno?” Revista Colombiana de Antropología 39, (2003): 297-364. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105018181010